Lima, la gris
Lima tiene por cielo una carpa de circo, de aquellos circos pobres, de cielo remendado, que se instalan en el verano de los balnearios y nos abruman de nostalgias. Oh, niñez mía, patasalada, corriendo enclenque por los arenales detrás de las lagartijas.
Es el cielo de Lima, tremenda lagartija. ¡Ah, si Eguren pintara de colores a los gallinazos!
Cielo “color panza de burro”, en el decir chispeante de Héctor Velarde. Desolado cielo gris como el lomo de las dunas de mis desiertos norteños, y gris como mi pelo gris y esta morriña gris y cotidiana.